Tronchón

Tronchón son cinco calles no muy largas a lo largo de una ladera de las montañas de Teruel. Cuando hace frío viven un centenar de vecinos entre el pueblo y las masías, y cuando llega el calor acuden algunos más. Los veranos son de rebeca al atardecer y los inviernos de no alejarse de la lumbre. El paisaje los dibujan campos de cereales y montes de carrascas con ovejas, vacas y jabalíes. Se llega desde la costa por la carretera de Olocau del Rey y desde el interior por Cantavieja o Villarluengo.
Su gente es amable y hospitalaria, siempre dispuesta a ayudar y acoger al visitante. Sobre todo el segundo fin de semana de septiembre, cuando todo el pueblo se vuelca para celebrar las fiestas patronales en honor a la Virgen del Tremedal. Actos religiosos, como las emotivas Relaciones, y profanos, como las orquestas y los toros, revolucionan la habitualmente apacible vida del pueblo, llenándolo de actividad y gozo para todos los gustos.
Tronchón recompensa una visita en cualquier época del año, ya sea para refugiarse de sofocos estivales, para dar paseos otoñales, para jugar con la nieve o para gozar de la primavera. Y siempre se puede aprovechar la visita para comprar el inimitable queso de Tronchón y otros productos autóctonos, disfrutar de la magnifica gastronomía de la zona o, simplemente, admirar un pueblo sin señales de tráfico, innecesarias en todo caso